El Llamado a Generar Hijos Espirituales


La historia de Onán, encontrada en el libro de Génesis, nos sirve como una lección profunda sobre la importancia de generar hijos espirituales y no solo buscar nuestro propio placer. Onán, hijo de Judá, fue instruido para cumplir con la ley del levirato casándose con la viuda de su hermano mayor, Er, para levantar descendencia para él. Sin embargo, Onán, a pesar de tener relaciones sexuales con Tamar, derramaba su semen en el suelo para no generar hijos para su hermano. Este acto egoísta y desobediente trajo sobre él la ira de Dios, resultando en su muerte prematura.

Esta historia nos lleva a reflexionar sobre nuestro papel como seguidores de Cristo. Jesús, nuestro hermano mayor, nos llama a ser fructíferos y a hacer discípulos de todas las naciones, según la Gran Comisión. No estamos aquí solo para buscar placer personal o satisfacción espiritual sin responsabilidad. Estamos llamados a generar hijos espirituales, a compartir el evangelio, a discipular y a ayudar a otros a crecer en la fe.

El Llamado a la Fructificación Espiritual

Jesús, en varios pasajes de los Evangelios, habla sobre la importancia de dar fruto. Nos recuerda que una rama que no da fruto será cortada y echada al fuego, pero la que da fruto será podada para que produzca aún más. Esta analogía de la vid y los pámpanos nos muestra que nuestra conexión con Cristo debe resultar en una vida fructífera, impactando a quienes nos rodean y llevándolos a una relación más profunda con Dios.

La Responsabilidad de Discipular

En el contexto del Nuevo Testamento, Pablo a menudo se refería a sus conversos y discípulos como sus "hijos" en la fe. Invirtió tiempo, energía y recursos para enseñar, corregir y animar a estos nuevos creyentes. Este ejemplo de Pablo nos muestra que generar hijos espirituales implica compromiso y sacrificio. No es solo un acto único, sino un proceso continuo de guía y apoyo.

El Peligro del Egoísmo Espiritual

Como Onán, podemos caer en la tentación de buscar placer espiritual sin asumir la responsabilidad de discipular a otros. Participar en cultos, estudios bíblicos y devocionales puede ser extremadamente edificante, pero si nuestra espiritualidad se centra solo en nuestra propia satisfacción, perdemos el propósito mayor de nuestra fe. Estamos llamados a ser la luz del mundo y la sal de la tierra, lo que implica compartir activamente nuestra fe e influir positivamente en las vidas a nuestro alrededor.

La Importancia de Generar Hijos Espirituales para Jesús

Jesús nos dio el ejemplo supremo de servicio y sacrificio. Invirtió en sus discípulos, enseñándoles, corrigiéndoles y preparándoles para continuar su obra después de su ascensión. Del mismo modo, estamos llamados a invertir en otros, no solo para aumentar nuestro número, sino para edificar el Cuerpo de Cristo y glorificar a Dios.

Considerando la historia de Onán y el llamado de Jesús, se nos desafía a evaluar nuestras propias vidas. ¿Estamos buscando solo placer espiritual o estamos comprometidos a generar hijos espirituales para nuestro hermano mayor, Jesús? Que podamos responder al llamado de Cristo con un corazón dedicado a hacer discípulos, invirtiendo en las vidas de otros y contribuyendo al crecimiento del Reino de Dios.

Reflexión Final

La historia de Onán es una advertencia sobre el peligro del egoísmo espiritual. En contraste, el llamado de Jesús a hacer discípulos es una invitación a participar en su obra redentora. Que podamos ser encontrados fieles, no solo buscando placer personal, sino comprometidos a generar hijos espirituales para la gloria de nuestro Señor.



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