Exponiendo la Desnudez
Desde la época del Jardín del Edén, la humanidad ha luchado con el miedo y la autopreservación. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios y se escondieron, el miedo se arraigó en el corazón humano, distorsionando su relación con el Creador. Este acto inicial de autopreservación estableció un patrón de comportamiento que muchos de nosotros aún seguimos: intentamos protegernos de las consecuencias de nuestras acciones, prefiriendo escondernos en lugar de exponernos a la luz de Dios.
Exponiendo la Desnudez aborda esta cuestión central de la fe cristiana: la lucha entre el miedo y la confianza en Dios. El miedo nos lleva a construir barreras entre nosotros y Dios, a escuchar voces que nos alejan de Él y a intentar preservar nuestras vidas por nuestros propios medios. Estas barreras nos mantienen atrapados, impidiéndonos experimentar la plenitud de vida que Dios ofrece.
Jesús nos llama a confiar en Él completamente, a poner nuestras vidas en Sus manos y a seguir Su voz en medio de tantas otras que compiten por nuestra atención. La voz de Jesús nos guía hacia la verdadera vida, desafiándonos a abandonar nuestros intentos de autopreservación y a confiar en la sabiduría y el amor de Dios. Al hacerlo, descubrimos que la verdadera vida se encuentra no en protegernos, sino en entregarnos completamente al plan de Dios para nosotros.
Un aspecto esencial de este viaje es comprender el poder transformador del amor de Dios. La Escritura nos enseña que el amor perfecto echa fuera todo miedo. Cuando nos abrimos a experimentar este amor, somos liberados del miedo que nos paraliza y de la necesidad de escondernos. El amor de Dios nos invita a despojarnos de nuestras defensas y a acercarnos a Él con confianza, sabiendo que somos plenamente aceptados y amados.
Otra lección importante es la influencia de las personas que nos rodean. Así como Roboam fue influenciado por malas compañías, todos nosotros somos impactados por aquellos con quienes nos asociamos. Es vital elegir compañías que nos animen a seguir a Dios y a vivir de acuerdo con Sus principios, en lugar de alejarnos de Él.
Además, debemos estar atentos a lo que permitimos que entre en nuestros ojos y oídos. El contenido que consumimos a diario moldea nuestros pensamientos y acciones. Satanás utiliza sutilezas para alejarnos de Dios, y es nuestro deber proteger nuestros sentidos y enfocarnos en todo lo que edifica nuestra fe y nos acerca al Señor.
La transformación por la gloria de Dios es el punto culminante de este viaje. Cuando nos encontramos con la gloria de Dios, somos profundamente transformados. Su presencia renueva nuestro espíritu, moldeándonos a la imagen de Cristo y capacitándonos para vivir de manera que lo glorifique en todas las áreas de nuestras vidas.
Finalmente, Dios nos ofrece una nueva identidad en Cristo. Así como Jacob recibió un nuevo nombre después de su lucha, nosotros también somos llamados a abandonar las viejas identidades marcadas por el miedo, la vergüenza y la autopreservación. En Cristo, somos hechos nuevos, liberados para vivir como hijos amados de Dios, confiando en Su gracia y amor incondicional.
Exponiendo la Desnudez nos desafía a confrontar el miedo que nos impide confiar completamente en Dios y a abrazar la nueva vida que Él nos ofrece. Al despojarnos de las barreras que hemos construido, podemos experimentar la libertad y la plenitud de la vida en Cristo, viviendo como Él nos creó para vivir: en confianza, amor y verdadera comunión con nuestro Padre Celestial.
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