Redimidos, Elegidos y Herederos

 


La misión de Dios es la expresión de Su propósito eterno para la creación, especialmente para la humanidad. Desde la caída del hombre, Dios ha estado trabajando a lo largo de la historia para redimir y restaurar la relación rota entre Él y la humanidad. La misión de Dios, o Missio Dei, se centra en llevar todas las cosas de regreso a la armonía con Su voluntad, y la Iglesia está llamada a ser la principal heredera y colaboradora en esta misión divina.

La Iglesia como los Redimidos
La Iglesia está compuesta por aquellos que han sido redimidos por la sangre de Cristo. La redención es un concepto central en la narrativa bíblica, donde Dios rescata a Su pueblo de la esclavitud del pecado y la muerte para llevarlos a la libertad de la vida en Cristo. Como los redimidos, los miembros de la Iglesia son llamados a vivir de una manera que refleje esta nueva realidad. Son llamados a ser luz en un mundo de oscuridad, viviendo de acuerdo con los principios del Reino de Dios y proclamando el evangelio de salvación a todos los pueblos.

La Iglesia como los Elegidos
Los elegidos son aquellos a quienes Dios ha llamado y escogido para ser parte de Su pueblo. En Efesios 1:4-5, Pablo nos recuerda que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos e intachables delante de Él. La elección no se basa en mérito personal, sino en la gracia soberana de Dios. Como elegidos, los cristianos son llamados a una vida de servicio y obediencia a Dios, participando activamente en la obra de reconciliación y restauración que Él comenzó y que continuará hasta la consumación de todas las cosas.

La Iglesia como Herederos de la Misión de Dios
La misión de Dios está confiada a la Iglesia. Somos herederos de esta misión, no solo en el sentido de que debemos continuar la obra de Cristo en el mundo, sino también en el sentido de que hemos recibido la responsabilidad de proclamar el Reino de Dios. La Iglesia está llamada a ser un signo, un instrumento y un anticipo del Reino venidero. Esto significa que la Iglesia debe reflejar el amor, la justicia, la paz y la santidad de Dios en el mundo. Nuestra misión es vivir y proclamar la verdad de que Jesucristo es el Señor y que Su Reino está disponible ahora para todos los que crean.

El Reino de Dios: Lo que Es y lo que Está por Venir
El Reino de Dios es un concepto central en el ministerio de Jesús. Es tanto una realidad presente como una esperanza futura. Jesús inauguró el Reino de Dios en Su primera venida, trayendo sanidad, liberación y salvación. El Reino está presente dondequiera que se haga la voluntad de Dios, donde se manifiesten la justicia, la paz y el gozo en el Espíritu Santo.

Sin embargo, el Reino de Dios también es algo que aún está por venir en su plenitud. La esperanza escatológica de la Iglesia es que un día Cristo regresará para establecer Su Reino de manera completa y definitiva. En ese día, todas las cosas serán restauradas, y Dios será todo en todos. Mientras esperamos esta consumación, somos llamados a vivir como ciudadanos del Reino, anticipando su llegada a través de nuestras vidas y acciones.

Conclusión
Como redimidos, elegidos y herederos de la misión de Dios, la Iglesia tiene una tarea monumental: participar activamente en la obra de Dios en el mundo, reflejar la naturaleza de Su Reino y proclamar las buenas nuevas de Jesucristo. El Reino de Dios ya ha comenzado, y la Iglesia está llamada a ser un signo vivo de esta realidad. A medida que vivimos esta misión, esperamos con esperanza la plena llegada del Reino de Dios, donde toda la creación será renovada y Dios será glorificado para siempre.

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